Ortodoncia interceptiva en niños: cuándo empezar y cómo prevenir problemas futuros

Ortodoncia interceptiva en niños: cuándo empezar y cómo prevenir problemas futuros

Este tratamiento evita complicaciones y anomalías que en la edad adulta solo pueden corregirse mediante cirugía ortognática

La ortodoncia interceptiva es un tratamiento que se lleva a cabo en niños con el objetivo de guiar y corregir el crecimiento de sus huesos (maxilar superior y mandíbula). De esta manera, se conseguirá que los huesos faciales tengan una posición y un tamaño adecuados; y, con ello, que la boca se desarrolle correctamente desde el punto de vista funcional y estético.

Dadas las repercusiones negativas que un desarrollo óseo inadecuado tiene en la persona, es fundamental que los padres sepan cuál es la edad adecuada para prevenir y comenzar a corregir los problemas en los dientes de sus hijos. Desde la clínica Ferrus & Bratos de Madrid, especializada en procedimientos dentales innovadores y de última generación, recomiendan llevar a los niños por primera vez al ortodoncista a los 5 años. De esta manera, el ortodoncista podrá valorar si es necesario llevar a cabo un tratamiento de ortodoncia interceptiva o si el desarrollo de los huesos está siendo el adecuado.

«Dado que durante la infancia los huesos aún se encuentran en fase de crecimiento, es posible actuar sobre ellos. La ortodoncia interceptiva no debe confundirse con los aparatos basados en brackets que llevan los adultos o adolescentes. La ortodoncia interceptiva no sustituye a los brackets, sino que lo que hace es dejar los huesos preparados para poder trabajar sobre el alineamiento de los dientes», explica Patricia Bratos, ortodoncista y co-fundadora de la clínica.

Dicho lo anterior, la edad adecuada para tratar los defectos óseos se establece entre los 6 y los 11 años. Este no es un rango casual sino que responde a que, en una etapa tan temprana de la vida, los huesos maxilares se están formando y, por tanto, aún son «moldeables».

Cómo actúa la ortodoncia interceptiva

La ortodoncia interceptiva actúa sobre dos aspectos:

  • Funcional: si no se muerde de la manera adecuada y los dientes no contactan adecuadamente, se producen incomodidades y molestias a la hora de comer y digerir los alimentos. Además, habrá dientes que se desgasten más que otros, lo que favorecerá su fractura.
  • Estético: unos huesos demasiado prominentes o poco desarrollados pueden perjudicar también la armonía facial. «Este es el caso de algunos hombres con clase II, que se caracteriza por una mandíbula muy poco desarrollada o retraída. Este rasgo suele restar masculinidad a la cara, por lo que algunos hombres se dejan barba para disimular», añade Patricia Bratos.

Por último, es fundamental destacar que si una persona llega a la edad adulta con unos huesos maxilares de posición y/o tamaño inadecuados, la única solución será llevar a cabo una cirugía ortognática. Sin embargo, este es un tratamiento mucho más largo, complejo y costoso que la ortodoncia interceptiva.

 

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